lunes, 22 de octubre de 2012

VISITA A NUESTRA SEÑORA DEL ROCIO




El pasado día 20 de octubre el grupo de confirmación organizó su particular sabatina, fue un día grande para nosotros. Emprendimos una marcha de siete kilómetros por el camino de los Llanos, el mismo que se recorre en el traslado de agosto, como corroboran los cartuchos de escopeta que aún encontramos en el suelo. Un camino en el que se rió, se cantó (unos más que otros), se rezó el rosario por las intenciones que cada uno propuso, se habló de la historia del Rocío Chico y se entonó una Salve antes de cruzar el arroyo de Santa María y avistar las primeras casas de Almonte.





Tras desayunar, se recorrieron las mismas calles que cruza la Blanca Paloma en su Venida, el monumento a las abuelas, el Chaparral, la Plaza…y tras el encuentro con la Virgen, se participó en la misa del Peregrino, que emoción más grande cuando el sacerdote antes de dar la bendición saludó y felicitó mirando hacía el sitio donde estábamos, al grupo de confirmación de la Hermandad de los Gitanos, que ilusión escuchar el nombre de nuestra hermandad a los pies de la Virgen del Rocío, hubo hasta una hermana a la que se le escapó un “ole” que no era precisamente el de la Salve Rociera.



 Luego visitamos la magnifica Casa de la Hermandad Matriz, recorriendo sus estancias acompañados de las extraordinarias explicaciones de Susana Rojas, fiscal de la Hermandad Matriz y que tuvo la amabilidad y el afecto de ponerse a disposición de nuestra peregrinación. Tras ello un rato de convivencia y de risas almorzando en el casino de Almonte y después de ver en el ayuntamiento de Almonte la maqueta del exorno que se pone en la Plaza por los traslados, por la tarde rezamos una Salve final, ganando así las indulgencias que el Papa ha concedido con motivo del año Jubilar como corroboran los pergaminos que cada chico recibió. 



Fue repito un día muy hermoso y no solo por el sol que nos acompañó, al final nos despedimos de la Virgen entre tamboriles de una hermandad y los vivas tradicionales que coreamos también, volviendo felizmente a casa como dice la sevillana “cansados pero contentos”.



(Texto: Francisco Javier Conde Leo)

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